OBRA
Mi obra se inspira y se crea desde la observación de la naturaleza. Crecí rodeada de plantas, en una familia de agrónomos, paisajistas y viveristas. Me interesa rescatar lo nativo y lo espontáneo, destacándolo como parte de nuestra identidad como región, país y también como seres vivos. En mi casa, ubicada en un sector semi-rural, convivo con diversas aves como loicas, zorzales, golondrinas, garzas, tordos... y un pequeño jardín con flores, huerta y frutales.
Las flores son para mí estructuras impresionantes y llamativas, como una declaración de la naturaleza haciéndose notar. Las aves y otros animales representan el dinamismo, el movimiento que permite que todo se conecte. El paisaje a pequeña escala permite descubrir texturas, formas y trozos de color: las gotas de agua, las nervaduras de las hojas, las cortezas de los árboles, las piedras. Todo me inspira a crear piezas que honren esa expresión natural desde la observación detallada de estos elementos.
Comienzo desde la ilustración y el dibujo a estudiar el entorno, para después traducirlo al metal, principalmente al trabajo en plata. La plata es maleable, plástica, amable, y permite crear formas muy orgánicas. Sin embargo, pasar de la representación relativamente fácil de las figuras naturales en acuarela a la representación en metales, impone desafíos técnicos como las formas y la incorporación de color y textura. Es un reto que disfruto mucho y que me obliga a salir de la comodidad y a empujar mis límites.